duminică, 5 februarie 2017

Ilión (Xabier Lete)


Si yo hubiera partido con aquellos aqueos
a combatir la insolencia de la bella Ilión
y diez largos años hubiera permanecido
ante sus murallas obstinadas,
sospecho que mi corazón habría albergado
mil sospechas y mil dudas
acerca de las razones de los míos.

Creo que habría considerado con sosiego
las patrióticas razones que los eléatas alegaban,
discerniendo con tiento las palabras del oráculo
de la furiosa envidia de Menelao el mezquino.

Mirando benévolo los gestos alocados de la pasión liberada,
me habría sentado quizá a la vera de Helena y Paris,
apreciando en más las ardientes transgresiones desmedidas
que ninguna de las leyes del honor y de la fama.

Pues los dones consumidos en el altar de la vida
no necesitan de miedo ni respeto a las huestes en cólera,
por más que cuente la historia que unas honraron a la patria
y otras, en cambio, provocaron la cólera de los dioses implacables.

Ilustración: Helena y Paris, de Jacques-Louis David.

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