joi, 5 octombrie 2017

Diálogo (Julia Uceda)


Aquí estoy -murmuró-. Vengo a traerle
su libertad.
Sobre la mesa estaba

doblada con cuidado, limpia,
recién salvada. Alzó
su rostro hacia el jardín:
dulces barcos de humo
marchaban hacia el mar.
El mar... Ningún camino
podría conducirla..Todo era
una espiral interminable.

Él dijo:
Te amaba... te he amado... Ella
―tenía vueltos al jardín los ojos―
oyó: Yo temo. Y sonreía
a los barcos que eran catedrales,
y luego montes y después rebaños
y al fin ya nada: sólo
una gran pesadumbre.

¿Qué temes? -dijo. Y su voz venía
del país de las sombras- Oh, no,
no temas nada.
Y él: No dije
"temo", sino te amo.
Parecía

sorprendida. Miró
la libertad: sobre la mesa
ya no estaba. Recordó: Te amo...
Alguien, una vez, dijo eso,
pero quién, cuándo, dónde...
No pudo
recordarlo. Él esperaba su respuesta
y entonces, con dulzura,
se abrió la blusa y le mostró la muerte.

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